Llego la primavera y con ella las alergias primaverales. Te damos unos consejos para hacerles frente.
Llego la primavera y con ella el buen tiempo, día mas largos, pero también las temidas alergias primaverales
Para aquellos que las padecen resultan de lo más molesto, causando entre otros síntomas, molestias en los ojos tan características como picor, lagrimeo y rojez.
La alergia primaveral y la conjuntivitis alérgica
La conjuntivitis alérgica, como su nombre indica, se trata de una inflamación de la conjuntiva producida por sustancias alergénicas. El sistema inmunitario de nuestro organismo entiende estas sustancias como nocivas y libera histaminas para defenderse. Esta defensa de nuestro propio cuerpo es lo que provoca síntomas como picor, ardor, lagrimeo, hinchazón, sensación de cuerpo extraño y molestias a la luz.
El polen es la principal sustancia alergénica, sobretodo en esta época del año, la primavera. Pero algunas de estas molestias también pueden ser resultado de un exceso de horas delante del ordenador, de una mala lubricación de los ojos o de una deficiente protección a los rayos nocivos del sol.
Para todas estas situaciones, y ante cualquier síntoma de los descritos anteriormente, es recomendable asistir al óptico optometrista. Este profesional del cuidado de la salud visual realizará un primer control y recomendará la actuación más adecuada para cada paciente, derivando al médico oftalmólogo en caso de que fuera necesario. Este último decidirá y prescribía que tratamiento médico será el más adecuado.
La triada perfecta
Según la experiencia de nuestros pacientes existe tres productos indispensables:
La lágrima artificial, que permiten arrastrar los alérgenos del saco conjuntival e hidratar y lubricar la superficie ocular.
El baño ocular, que usado de manera frecuente, permite retirar los alérgenos y proporcionar alivio y frescor. Son ideales en conjuntivitis alérgicas bajo medicación.
Las toallitas húmedas, que en caso de aparecer legañas permiten retirarlas y mantener limpio los párpados.